En el último cuarto de siglo, Gustavo Chicangana Álvarez ha sido una de las voces más
escuchadas en Guaviare. Como director de noticias de Caracol Radio Guaviare y Estéreo
Guaviare, ha cubierto la guerra contra las drogas, el conflicto armado, la corrupción
política, la deforestación de la selva y las noticias comunitarias. Al igual que sus colegas
en la emisora, Gustavo ha recibido constantes amenazas que lo han forzado a él y a todo
su equipo a trabajar con escoltas desde hace 10 años. Una protección que ha sido
insuficiente. Su última transmisión casi le costó su vida.
En marzo de este año Gustavo entrevistó en vivo a un mando medio de las disidencias
de las FARC. Hizo preguntas duras sobre reclutamiento de niños, extorsión y asesinatos
de civiles. El entrevistado se molestó y el 5 de julio un sicario contratado por la guerrilla
llegó hasta su casa y le disparó a quemarropa a él y a su esposa. Gustavo recibió tres
impactos y fue evacuado a Bogotá donde le operaron de emergencia. Sobrevivió, pero
todavía lleva dos balas en su cuerpo y está en un proceso largo de rehabilitación física y
psicológica.
El ataque contra Gustavo fue un ataque contra la prensa regional colombiana. Desde La
Guajira hasta Putumayo, el deterioro en la seguridad ha significado que el silencio
puede pesar más que las palabras. Constantes presiones y amenazas de parte de
políticos, empresarios, mafias y grupos armados ilegales han llevado a la autocensura, el
cierre de medios locales y a la huida de los periodistas, algunos incluso hasta el exilio en
el extranjero.
En medio de todos estos desafíos, la lucha de Gustavo de seguir informando simboliza
el coraje, resistencia y tenacidad de todo el periodismo regional en Colombia.