Premio al Periodista
del Año


Laura Ardila Arrieta

En un país centralista, Laura Ardila Arrieta se destaca por ser una aguda reportera que cultiva el gusto por explicar el poder desde las calles de Barranquilla, Cartagena, Maicao o Tierralta. Su geografía abarca todo el Caribe colombiano y su directorio de fuentes incluye líderes de barrio, excontratistas, congresistas y ministros.

Cuando le piden consejos periodísticos dice que hay que invertir en tinto con la gente. Sabe que varias charlas con la grabadora apagada demandan tiempo, pero generan la confianza necesaria para que las fuentes decidan entregarle información relevante, siempre con transparencia, ética y rigor.

Nació en Cartagena, trabajó en Bogotá y en 2015 regresó por convicción al Caribe, porque sabe que sí es posible hacer periodismo de calidad, con impacto nacional, por fuera de la capital. Laura Ardila Arrieta es una voz disonante y solitaria en su región, tanto por la minucia de los detalles que investiga como por el estilo narrativo que cultiva.

Sus textos, escritos desde la independencia editorial y laboral, reflejan la memoria acumulada en dos décadas de ejercicio periodístico. En abril de 2023 debutó con una columna dominical en El Espectador. Financiación de campañas, alianzas entre políticos nacionales y locales y relaciones con personajes que se mueven en zonas grises son algunos de sus temas recurrentes, tanto en esta columna como en colaboraciones ocasionales para La Silla Vacía y Vorágine.

Fue en una columna de El Espectador en donde reveló que Editorial Planeta había decidido no publicar su libro La Costa Nostra, la investigación a la que dedicó más de dos años. Su persistencia para que ese documento pudiera llegar al público generó un coro nacional de voces de apoyo, hasta que gracias a la editorial Rey Naranjo, el libro pudo circular. Este reportaje explica cómo operan los clanes políticos en Colombia, a partir del caso del Clan Char, y devela hilos invisibles de una democracia en la que, como lo dice la periodista del año, el silencio no es una opción.